Gabriela y María José Corcuera
enero 13, 2014Hermanas, cómplices, amigas y socias
La visión y el talento de las hermanas Gabriela y María José Corcuera han hecho surgir la tienda Baby Vintage, lugar donde el sello distintivo son objetos únicos y diferentes, que conjuntan lo mejor de ayer y hoy.
Desde la entrada del establecimiento, ubicado en Plaza Universidad, en la ciudad de Guadalajara, una atmósfera cálida recibe a los clientes, quienes encuentran juguetes para bebés, muñecas de tela o cunas que parecen salidas de un cuento, entre mil maravillas más. Y, claro, la esencia de Baby Vintage es la reutilización de objetos, el apoyo al diseño independiente y la labor altruista.
Las creadoras del concepto Baby Vintage se basan en la premisa de la reutilización y la toma de conciencia
Al respecto, María José Corcuera relata cómo nace la idea: “Detectamos una oportunidad de mercado al ver que si alguien ya no necesita determinados objetos es porque son útiles para otra persona. El reto implica crear conciencia en el consumidor, hacerle saber que reutilizar es cuidar a la familia y al bolsillo, y el negocio se une con el objetivo de ayudar a artistas independientes, de integrar al proyecto a comunidades de artesanos en lugar de enriquecer más a una marca grande, porque es trabajo hecho a mano y la gente lo valora”.
Para Gabriela Corcuera, su experiencia como madre de familia ha sido fundamental para dotar de sentido a Baby Vintage, pues “cuando estas embarazada todo gira alrededor del futuro hijo, a muchas mamás primerizas les venden la idea de que comprar lo más caro les hace ser mejores y entran en una competencia sin sentido. El concepto del negocio nació de una mudanza: vivía en Puerto Vallarta y al mudarme a Guadalajara me di cuenta del valor de los objetos, vi una oportunidad que tanto a María José como a mí nos pareció divertida y decidimos aventuramos en el reto, porque es una idea que funciona muy bien en ciudades como Nueva York o Buenos Aires; sin embargo, el concepto en Guadalajara no estaba enfocado al segmento medio alto”.
Un objetivo es ayudar a artistas independientes y a comunidades de artesanos porque sus valiosos trabajos son hechos a mano
La mecánica que da vida a Baby Vintage es sencilla, pero requiere de un corazón sensible para llevarlo a cabo, pues al ser un negocio 360º “toca diferentes puntos de la sociedad: en el caso de los objetos seminuevos, la gente los trae a consignación, analizamos el estado del producto, acordamos el precio y después de la venta al público ellos obtienen parte de la ganancia; en cuanto a las familias que no pretenden tirar la casa por la ventana, aquí encuentran los objetos que buscan a mitad de precio; y otra parte primordial es que fomentamos la conciencia social, pues lo que no se vende lo regresamos al consignatario o lo donamos a la Fundación Nosotros Por los Niños con Cáncer o a Vifac”, reitera María José.
Un punto que llama la atención es cómo los perfiles profesionales, completamente distintos, de ambas emprendedoras, han sido clave para dar solidez al negocio: Gabriela es Ingeniera, mientras que María José se orientó a la Mercadotecnia y la Comunicación. “Entonces” -aclara María José, “la regla como socias es meternos una en los zapatos de la otra para entendernos, ya que Gaby tiene siete años más que yo, vive con su esposo y su hija, a quienes atiende, y es algo que respeto mucho. Nuestra relación es de hermanas, cómplices, amigas y socias, por lo que vivimos y disfrutamos mucho el negocio, ¡incluso barrer y trapear!” –sonríe-, “ya que hemos desarrollado la parte de la humildad y lo sacaremos adelante porque es algo nuestro, es una idea con la que estamos comprometidas a fondo y nos apoyamos mucho”.
Si alguien ya no necesita determinados objetos es porque son útiles para otra persona
Por su parte, Gabriela afirma: “Cada una tiene sus fortalezas y confiamos una en la otra, nos conocemos como la palma de la mano, juntas hemos descubierto nuestra faceta empresarial, por lo que nuestras ideas se juntan y brillan más; hemos aprendido a dejar la estafeta en manos de quien sea buena para determinadas actividades y todo ha fluido muy bien”.
Asimismo, la reacción de los clientes está directamente relacionada con el proceso de selección “al elegir qué entra a la tienda, pues al público le parece un concepto divertido y, hasta cierto punto, lo reciben con gratitud al tener una marca preocupada por la gente, más que sólo por vender. En los bazares tomamos ideas y hemos desarrollado un aspecto creativo”, externa María José.
Ahora bien, el perfil de cliente que visita Baby Vintage es variado y mucha gente que llega a la tienda “nos platica su historia: desde la mamá primeriza hasta la que tuvo a un hijo de pilón e, incluso, los abuelos que buscan regalos para los recién nacidos o para decorar una habitación y, próximamente, incluiremos una sección exclusiva para mamás. Esto nos convierte también en asesoras para orientar a los clientes, decirles qué vale la pena adquirir y hagan una compra inteligente”, señala Gabriela.
Juntas hemos descubierto nuestra faceta empresarial
La familia de ambas ha jugado un papel esencial en la creación y desarrollo de Baby Vintage, pues “mis papás nos ha dado un gran apoyo moral y nosotras hemos hecho la parte material, nos dan ideas, nos motivan a ser independientes, a luchar, a proveernos de medios para subsistir. Y ese apoyo nos ha hecho brincar: significó dejar los trabajos tradicionales para impulsar nuestro negocio” concluye María José.