La lluvia es cíclica
junio 23, 2015Es impredecible pero pronosticable
Por: Sofía Aragón
EL CIELO DESEA HACERSE ESCUCHAR, POR ESO HAY TRUENOS, QUIERE HACERSE VER, POR ESO HAY SOL. PERO SUEÑA CON HACERSE SENTIR Y POR ESO HAY LLUVIA.
7 PM; El cielo se ve gris y las gotas de lluvia caen sobre mis hombros. Observo cómo cada gota tiene su personalidad y su propia manera de caer y de salpicar. Respiro profundamente el olor a tierra mojada.
Presencio la tranquilidad que conlleva un día de lluvia. Estiro mi mano para sentir con mis dedos esas gotas de vida que el cielo me regala. Abro mis brazos hacia el amor que tiene este planeta para cada ser vivo. Algo tan simple pero a la vez tan maravilloso.
Miro hacia arriba y no veo más que el color azul grisáceo que las nubes le proporcionan al cielo. Mi piel cálida contra el frescor de la temperatura de la lluvia crea una sensación de plenitud y felicidad extrema. Al igual que el amor de una madre , la intensidad de esta lluvia es suave pero la duración es larga.
Esa paz interior que crea en mi al sentirla en el cabello húmedo escurriendo sobre mi espalda y goteando frente a mis ojos no puede compararse con nada. Exhalo con fuerza todos los problemas de la semana y me doy permiso por fin de inhalar ese amor por la vida que la lluvia me regresa.
La versatilidad de temperaturas entre lo cálido de mi taza de café y lo frío de la lluvia crea una armonía perfecta que me recuerda que nada puede ser tan malo cómo a veces lo veo. Volteo mi rostro hacia el cielo y pruebo las gotas cristalinas que caen sobre mis ojos, mi nariz y mi lengua y degusto su dulce sabor a pureza.
Siento como cada gota es única al igual que yo lo soy. La lluvia me conecta con la Tierra, con este hogar que la naturaleza me ha otorgado. Esta precipitación de magia me renueva y me revive. Me hace soñar despierta y recordar todos los buenos momentos de mi vida.
Me hace ilusionarme con la vida y me recuerda que vale la pena la tormenta para obtener el arco iris. La lluvia no es más que la compañera de los que se sienten solos. Irónicamente aleja a los que están lejos y acerca a los que están cerca, se hace sentir y se hace notar, pero nunca lástima. La lluvia es cíclica, al igual que todo en este planeta.
Tiene su fuerza y su furor, pero también su suavidad y dulzura. Es impredecible pero pronosticable. La belleza de las chispas de caramelo que caen del cielo me recuerda a mi hogar, a mi familia. Tal vez la unión tan perfecta entre la lluvia y el sentimiento de añoranza es lo que le da el toque de melancolía a esta época del año.